Desde
1997, cada 16 de abril se celebra el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil,
para honrar la memoria del niño paquistaní Iqbal Masih, quien desde
la más tierna infancia empezó a trabajar, teniendo apenas cuatro años de edad,
y luego fue privado de la juventud y de la madurez al ser asesinado el 16 de
abril de 1995, cuando sólo tenía 12 años.
Este
niño alzó la voz contra la explotación de los más débiles en 1992, hastiado de
una vida a la cual fue sometido sin consideración alguna por su condición de
ser humano.
Tenía
cuatro años cuando su padre, a cambio de un préstamo para pagar la boda de su
hijo mayor, decidió entregar al pequeño Iqbal al propietario de una fábrica de
alfombras. Desde entonces el pequeñó hubo de trabajar 12 horas diarias para
saldar la deuda familiar. Sin embargo, con el paso del tiempo, la deuda no sólo
no disminuía, sino que aumentaba con los intereses y con los nuevos préstamos
que pedía su padre.
En
1992, cinco años después de que comenzara su particular infierno, Iqbal conoció
a Ehsan Khan, un activista que luchaba por acabar con las condiciones de
esclavitud en el trabajo. Siguiendo su ejemplo, el ya no tan pequeño paquistaní
comenzó a denunciar las deplorables condiciones laborales en las que otros
muchos niños como él trabajaban en los telares de alfombras, convirtiéndose en
un héroe para ellos.
Este
activismo se convirtió de inmediato en una molestia para aquellos empresarios
que se lucraban con el trabajo infantil, y el 16 de abril de 1995 fue asesinado
de un disparo mientras montaba tranquilamente en bicicleta.
No
obstante su violenta y prematura muerte, Iqbal continúa siendo hoy día un
símbolo de la lucha contra la explotación infantil, alguien cuyo ejemplo debe
convocarnos a todos a tomar conciencia de que lamentablemente, todavía quedan
en el mundo muchos pequeños que trabajan en condiciones de explotación, sólo
para satisfacer las ansias de lucro particulares de un ínfimo porcentaje de la
población mundial, todo para patrocinar un estilo de vida consumista, reñido
con el más elemental sentido de humanidad.
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